El uso de la palabra

Varias escenas nos llevan a conversar, en una caminata calurosa en la mañana de Orán, sobre el uso de la palabra. Sobre el entramado entre la palabra y la vida. Sobre los múltiples actos de dar sentido a la experiencia.

En Orán, entonces, escenas. Comparto, abriendo líneas, preguntas.

El grito y el silencio

Un cartel en la calle, hecho en computadora y fotocopiado, comienza diciendo: “Perdón por no ocultar nuestro dolor…”. No registro exactamente cómo sigue, probablemente habla acerca de algún crimen no resuelto, “inseguridad”, “impunidad”. Como sea, me queda resonando. ¿Por qué?

Creo que algo de lo que queda dando vueltas es la sensación de un intento fallido. De una necesidad de poner en palabras algo muy intenso, pero que, al menos a mi percepción, queda trunco. Un gesto que quedó marcado, sin querer, en la hoja. Un gesto justamente de la falta de palabras, pero que no va hacia el silencio.

Es difícil escribir sobre esto. Pero, básicamente, se trata de una experiencia intensa que convoca a decir, a hablar, a contar. También a todo el resto del cuerpo (y hablar sobre los usos de la palabra no implica desconocer que la palabra es parte del cuerpo, al contrario): gritar, llorar, enfurecerse con todo el rostro y los brazos. Y que esa experiencia queda ahogada en palabras que no la dicen.

Hacen falta otras palabras. O cuerpo. O silencio. O mezcla de todo eso. Ésa es la sensación.

Pero quien escribe, quien imprime, quien pega, ésta es también la sensación, intenta decir totalmente. O no tiene las palabras, o las gramáticas, o los gestos para decirlo como tal, como indecible.

Mucha confusión, acá, de mi parte. Pero espero resuene algo, en alguien, en álguienes.

Palabras raras

Lo anterior también trata de los lugares comunes. Y toda esta entrada, en realidad. Pero ahora quiero ir sobre uno que me resuena mucho, permanentemente.

Oigo decir, a algunas personas, en el recorrido del viaje, ser “apolíticos”. No voy a hacer acá la explicación de por qué ese término no tiene sentido. Se puede buscar por otro lado, y recuerdo, por ejemplo, algún artículo interesante en Página12 sobre el tema, aunque no se ni de quien ni cuándo.

Quiero ir a algo más puntual, que pasa no sólo con esta palabra sino con otras también.

Cada vez que oigo a alguien decir que es “apolítico”, me queda una sensación doble: por un lado, la de estar oyendo un lugar común, y uno que no me gusta para nada; por otro lado, la de que la persona que lo dice siente haber realizado (y de hecho es así) un desplazamiento en el lenguaje, la incorporación de una palabra nueva, que logra definir muy bien un estado, una experiencia, una elección. Hay un gusto por pronunciar la palabra, hay una adscripción a un grupo, hay un posicionamiento político, por supuesto.

Y yo, que no puedo clarificar más este punto, sí siento que tengo que escribirlo, y que algo tiene que ver con la lectura y la escritura, y con nuestro trabajo, acá, como talleristas. Es, por lo pronto, un uso complejo del lenguaje.

Apenas escribir

En el hotel en el que paramos cuando llegamos a Orán, el encargado. En el complejo municipal al que nos trasladamos después, el sereno. Son quienes escriben nuestros nombres en grandes cuadernos en los que se asienta quién entra y quién sale. En uno y otro caso, la escritura es torpe, desprolija, pobre.

El acto mismo de escribir, la acción física, digamos, es poco habitual, dificultosa, maquinal. Y no está asociada para nada a un montón de cosas a las que la asocio yo.

Este es otro tema que tiene que ver, también, con los talleres que estamos haciendo. Por un lado, ¿qué relación tiene con esa acción la gente que participa en ellos? Por otro lado, ¿qué pasaría si pudieran ampliar esta relación? Qué pasaría con sus vidas, digo.

Los mensajes de texto

Luego de irnos de Valdocco, sigo en contacto con algunos de los chicos de allá por mensajes de texto. Les dejé mi número, y cada tanto me escriben, y les respondo.

A veces me mandan cosas como: “Hola profe, como está?”. Otras amplían un poco más en lo que están haciendo ellos, pero poco y nada.

Para mí, estos mensajes son rarísimos. Al menos por mensaje de texto. Porque no entiendo bien hacia dónde van, porque tengo una necesidad o vanidad de adornarlos con otros detalles, tal vez porque no me atrevo a hacerme cargo de algo tan simple como que tengo ganas de estar en contacto con alguien. Como sea, me resultan extraños. Un uso extraño de la palabra.

También me llaman la atención por otras cosas: errores de ortografía, escrituras abreviadas, falta de uso de los signos de puntuación.

Un diagnóstico habitual de este fenómeno (y con el que, en parte, coincido) es que todas estas faltas (errores, ausencias) hacen perder riqueza al lenguaje y, así, a la vida de los chicos. Y, en parte, los talleres buscarían subsanar estas faltas.

Ya dije que coincido en parte con esta hipótesis. Pero al mismo tiempo no me termina de cerrar. Mirada antropológica, ver lo distinto como falta es algo a descartar de entrada (y este es el conflicto para mí insoluble, pero no por eso paralizante, de una antropología relativista con la educación). Aún así, tampoco tengo ahora otra hipótesis (ni se si la tendré).

Pero me parece que vale la pena, al menos, plantear la pregunta. Eso en primer lugar.

En segundo lugar, creo que la búsqueda de la pregunta puede estar en relación con los otros apartados de esta entrada. En esta categoría que me gustó, la de los usos de la palabra.

En tercer lugar, para remarcar algo que muchas veces digo, pero que creo nunca escribí. Sería maravilloso que diésemos lugar a la escritura poética no sólo en la “literatura”, en la “poesía”, sino también en lo más cotidiano: las conversaciones, las cartas, la escritura de diario íntimo, por ejemplo. Y también, los mensajes de texto.

Los talleres van también hacia este lugar.

El uso de la palabra

Recorrido amplio y heterogéneo, abriendo. Para pensar en esta categoría, “el uso de la palabra”. Y en sus múltiples dimensiones.

Invito a quien tenga ganas en escribir, comentar, desde el lugar que más le haga eco.

Y despido con un poema que me encantó y hoy copié en mi cuaderno (cosa sencilla que aprendí mucho del trabajo de campo) del libro con la poesía completa de Viel Temperley que está en la biblioteca de la Casa de la Cultura de Orán (que, ahora, es nuestra casa)

Y ha de haber lugares

donde ha de llover tan lindo…

Qué ganas tengo

de estornudar el alma

y verla hacerse añicos

contra el agua

9 comentarios:

  1. Hablando de palabras, donde dice "apolíticos", yo leí dos veces "apocaliticos". Cosa rara. Me preguntaba ¿por qué usté que escribe tan correcto se ha comido la p? y ¿qué quiere decir con eso? Volví a leer por tercera vez.
    Eso por un lado. Por otro, sobre los mensajes de texto, creo que esa simpleza en la necesidad de buscar que el otro está del otro lado, es lo normal. Y los suyos, esa poesía en todos lados es lo que se nos hace extraño...Qué interesante lo de la "vanidad de adornarlos con otras cosas".
    Es evidente que en ellos ha dejado huella, y necesitan saber de usté... Así de fácil. ¿Parece costarle ver eso? De la necesidad, digo.
    No coincido con esa hipótesis que comparte en parte. Tal vez porque da pa largo... y estos espacios limitan, pensemos tal vez en esa forma de experimentarlo al lenguaje, de apropiárselo, de "decir" cosas que de otra forma quedan a medio camino...y así, confiando, en el ida y vuelta, tal vez, surja la poesía...
    Abrazos

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  2. "así, confiando, en el ida y vuelta, tal vez, surja la poesía..."

    Qué hermoso eso. qué claro. y cómo la define a usted, que no se por qué firma con ese nombre raro, "A. Blus". De dónde lo sacó?

    Formas de experimentar el lenguaje, de apropiárselo. Creo que va también por ese lado. Pero entonces, de qué se trata nuestra tarea como talleristas, en ese camino? O la suya, más puntualmente, como profesora de lengua y literatura?

    Da para largo, coincido. Pero si se anima, el espacio sí da...

    Invito también a otros a comentar, desde su profesión o no.

    Gracias

    Abrazos

    Mar

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  3. Estoy leyendo el texto de Mar sobre el uso de la palabra y la verdad que a mi sí me resuena. De hecho hemos estado hablando bastante con él por ejemplo de lo mucho que me cuesta a mi escribir, sobre todo porque nunca logro decir todo lo que quiero, siento que me quedan un montonazo de cosas afuera. Y él me dice: y sí, siempre es así, es imposible. Pero yo por momentos la paso un poco mal. También pienso: estamos dando talleres en los que la escritura es casi la protagonista o al menos por ahora y yo soy una morsa!! También tengo claro que tengo mucho para aportar en los talleres, no es que eso me dice: no, no, basta, volvete a bsas.
    Recién leía que Mar pone: “…Sería maravilloso que diésemos lugar a la escritura poética no sólo en la “literatura”, en la “poesía”, sino también en lo más cotidiano: las conversaciones, las cartas, la escritura de diario íntimo, por ejemplo. Y también, los mensajes de texto…” Y yo la verdad, sinceramente no se qué es la escritura poética. Y tengo ganas de decirlo. También por otro lado podría preguntarle ahora, en un rato y que me desasne pero la realidad es que en el cuerpo no lo sé. Y por otro lado aunque suene contradictorio es algo que siempre admiro de él, como hay poesía en todo lo que escribe. O casi todo, que si no se va a sentir presionado… Pero bueno, internamente siento que no se bien, ni siquiera qué es la poesía… Obviamente si agarro un libro puedo decir si es poesía o no, pero siento que es como el free jazz para mucha gente, o la música electroacústica, algo así.
    Tengo muchas cosas para contar y cuando me siento para escribir se van o se entreveran todas o se escabullen escondiéndose entre otras y quedan un montón que no llegan. O por lo menos no parece. Quizás llegan por otro camino, qué se yo.

    Sépanlo.

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  4. Mire lo que me pregunta usté a mi...Justamente por ser lo que soy, no soy la indicada.
    Como dice Lechu (me permito llamarlo así) yo en el cuerpo no se que es la escritura poética. Será tal vez eso lo que de vez en cuando salva, rescata. No saber... Permitirse dejar que sea lo que salga. ¿Habrá que confiar?

    Erika, en una carta, dejó estas palabras y los profes se preguntaban si eran de ella. Desconfiaban.
    No importa tanto, importa que las palabras así todas juntas, elegidas, emocionan... Importa que se anima al juego...
    "Será muy lindo, imagínatelo, estaremos en todas partes empujándonos a vivir, mientras haya una pequeña luz que nos habite..."

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  5. Hola
    A mi, al igual que A.Blus, se me metió por los ojos la palabra apocalíptico. Y traté, mientras leía, de entender a donde iba el texto. Gracias A.Blus por la aclaración.

    Y siguiendo con las palabras que se transforman cuando entran por los ojos o tal vez cuando entran en el alma ( dificil de saber), querría intentar explicar el nombre elegido "A.Blus" por la comentarista ( se que es la , a partir de la participación de Martín), por el cual Martín pregunta su origen.
    Se que no soy yo quien debería hacerlo, sino la dueña de tal sobrenombre, pero creo que esto podría ser un aporte para comprender que la poesía está en todos lados, y también en los sobrenombres.

    A pesar de no ser un experto en lenguas muertas, me arriesgaría a decir que A.Blus viene del latín. Sobretodo sabiendo que la poseedora de dicho sobrenombre es profesora de Lengua y Literatura, y por lo tanto muy cercana a la palabra tanto escrita como aquella que se transmite de voz en voz.
    A mi entender , el término A.Blus proviene del verbo ( latín) A.Blusar. Yo A.Blus, Tú A.Blus, El A.Bla y asi sigue Bla Bla. Este verbo luego fue tomado por los negros americanos para otra forma de poesía : el Blus.
    Podemos concluir entonces LQQD ( tal cual hacen aquellos que se dedican a la demostración de teoremas ) que A.blus es un apodo que nos lleva al Blus y la palabra, toda relacionada con la poesía.
    José

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  6. José, nunca mejor sentido, nunca mejores palabras.
    Hondamente agradecid(a).
    A.Bluo - A.Blusmus

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  7. Coincido que la que firma raro: Pepe, el deleite al leer tus palabras, único, único, único.

    Para mí (esto lo compartiré sólo con el Oso, seguramente, y algún que otro primo, de los de sangre o los postizos) un recuerdo muy grande de elefantes y cocodrilos en recursividades tempranas.

    (Escribí, OSO!)

    Pronto, creo, se viene otra entrada sobre el uso de la palabra. Los vengo dejando descansar, pero ya tengo varias pensadas. Y una incluye otra frase de estas mismas latitudes: "una vez que tomaste conciencia de vos mismo, fuiste. por eso los perros están contentos".

    La dejo picando, luego la escribiré

    Les abraza

    M

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  8. Hola, me encontré con este blog y me encanta. Yo tampoco sé qué es exactamente la escritura poética. Escribo para contarles una anécdota. Leí toda la entrada sobre los usos de las palabras y me quedé con esta idea de enriquecer las escrituras cotidianas. Me encanta hacer esas cosas, dedicatorias, mensajes de textos, mails, notas escritas a mano... Me encanta ponerles "algo más" (¿por vanidad o por qué?). Acabo de mandar un mensaje de texto a un amigo, para desearle buenos días, porque sí, porque se me ocurrió. El mensaje decía así: "¡Hola, buen mediodía! Sólo pasaba a saludar un ratito. Espero que el sol lo ilumine hoy y que la brisa le lleve el perfume de todas las flores de esta primavera". Algo sencillito pero que, quizás, colabore con una gotita de poesía (si es que esto tiene que ver con la poesía)en la vida de alguien. La respuesta de mi amigo (que tiene mucho sentido del humor, dicho sea de paso): "Hola linda, buen día. Mirá, estoy en un techo de chapa (trabajando) y el sol me está quemando como un infierno, aunque cada tanto viene una brisa, lástima que al lado tengo una cámara séptica". Me reí mucho, pero también me hizo pensar. ¿Qué pasa con las condiciones materiales de existencia y la poesía? ¿Cuál es la relación? ¿Cuánta poesía puedo hacer o vivir desde un techo de chapa y una cámara séptica al lado? Una duda que me gustaría aclarar. Saludos.

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  9. Hola

    Antes que nada, gracias por escribir. Seguirás anónima?

    Qué bueno que te encontraste con el blog, y que te gustó. Cómo llegaste? Si tenés ganas de contarnos, bienvenida.

    Respecto a la pregunta, está buena, muy buena. Aunque no sea exactamente así, varias veces me la hice, y la verdad es que no tengo una respuesta.

    Sí algunas cosas, como para seguir conversándola.

    Uno, que me parece que la demanda, la militancia por la poesía no debe de ninguna manera olvidar que la poesía es sólo parte de las cosas que necesitamos para vivir, junto con muchas otras. Personalmente, es el espacio que yo elijo para trabajar, y por el que elijo luchar (aunque no me gusta tanto esta palabra acá, igual la elijo). Pero más allá de eso hay muchas otras cosas, que tienen que ver con las condiciones de vida, que son importantísimas.

    De todas maneras, creo que la poesía (o el arte, o lo que se quiera) también es parte de las condiciones materiales de vida. Es decir, no creo en una escisión tan firme entre lo material y lo simbólico. No se si se entiende, si no amplío.

    Además, he visto muchas veces, en condiciones materiales muy complicadas, a la poesía vivita y coleando. Y mucho más que en otros lados donde está todo más cómodo.

    De vuelta, esto no quita que sea necesario reclamar y trabajar (no sólo reclamar) por una vivienda y trabajo dignos para todo el mundo, tanto como reclamamos y trabajamos por la poesía.

    Lo último: muy bienvenido el comentario hoy día, justamente. Esta mañana estuvimos arriba, en el Cerro Rico, en el lugar de una ONG que trabaja con viudas e hijos de mineros muertos. Jugamos e hicimos un poco de música, y esta tarde y el viernes vamos a trabajar con los docentes y trabajadores sociales que están con ellos.

    Nosotros vamos por la poesía. Ése es el lugar que podemos, que elegimos. Y esto no quita que no acompañemos muchísimas otras demandas, y que sean totalmente justas. Pero también creemos (y vimos esta mañana) que también es posible encontrarnos en espacios poéticos en estos lugares.

    Escritura rápida fue ésta, pero quería responder ahora.

    La seguimos, con la anónima que tal vez devele nombre, también con quien guste.

    Abrazos

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