El ritmo del terciario

En general el ritmo en Valdocco fue algo que me interesó trabajar…

Noté mucha dificultad y me propuse probar a ver qué pasaba intentando que lo registraran un poco más.

Entonces empecé con el primero de los tres grupos de aquel día. Ya solamente caminar todos el mismo pulso era muy difícil. Había varios que no registraban que estaban en cualquier lugar. Muy lentamente comenzó a fluir un poco más. Trabajamos una coreografía que me enseñó Agustín Flores Muñoz, que está permanentemente marcando los cuatro tiempos del compás, y que demanda un trabajo grupal de mucha conexión. Primero costó mucho, tanto la atención como el ritmo y la memoria. Y muy de a poquito fue tomando un poco de fluidez.

Después del primer grupo no quedé muy contento. Sentía que no les interesaba, que era mucho esfuerzo y con pocos resultados, no sabía bien qué era lo que no estaba funcionando, si la forma de encararlo o simplemente era una cuestión de tiempo.

Con el segundo grupo me fue con todo un poco mejor. Llegué a probar un poquito el lenguaje de señas de la Bomba de tiempo y con eso se entusiasmaron. Éste se basa en señas que hace un director al grupo ordenando la improvisación de los músicos. Se arma un ensamble de percusión en el que cada uno cumple una función. Es fundamental la escucha grupal, la atención permanente al director y sentir el ritmo permanentemente.

Sin dudas con el tercer grupo fue con el que mejor me fue. Era todo más fluido y llegué a pasarles muchas cosas de la bomba, que les encantó. Además, el ejercicio de los saltitos, que también me enseñó Agustín, fue muy disfrutado y mucho más lúdico y divertido.

Todo lo que decidí trabajar tiene mucho que ver con el ritmo y con el trabajo grupal. También con los distintos grupos que encierran otros grupos.
El ejercicio de los saltitos son hileras de 2 ó 4 personas de las cuales hay 4, una detrás de la otra. Cada una de esas filas tiene que saltar 16 veces una después de la otra, luego 8, 4 y al final 2 y aplaudir. Todo el tiempo son grupos de 4. Cosa que fueron entendiendo lentamente y más aún al otro día en el que ya pude trabajar mucho mejor ya que tenían todo más internalizado y pude profundizar en el sistema de la bomba que realmente les encantó y fue muy útil para trabajar los distintos grupos de 4 que encierran a su vez otros grupos de 4. Semicorcheas, negras, grupos de 4 compases etc. Las coreografías terminaron saliendo mucho mejor y las disfrutaron mucho.

Al igual que Martín terminé muerto, muy muy cansado y acuerdo plenamente, cosa que vimos también en el taller del domingo con el grupo del profesorado de psicología, cuán fundamental es la figura del tallerista a la hora de sostener las distintas cosas que se plantean: el ritmo, la confianza, los permisos para meterse en algo nuevo etc.

Cosas con las que me quedo:

- Lo interesante que es que la propuesta sea con el foco puesto en la experiencia, sin la necesidad de llevar cuaderno, cosa que les llamaba mucho la atención.
- La enorme necesidad que hay de expresarse, de mover el cuerpo de otra forma, de otros espacios.
- Cuánto que hay para trabajar con la singularidad. Está todo muy homogeneizado y están desesperados por mostrar su particularidad…
- Me queda la pregunta de si fue encarado desde el mejor lugar… o si fue mío el problema de las primeras experiencias con estos grupos…
- Coincido también con Martín en que es muy interesante que el foco no esté puesto en el producto sino en la experiencia vivida durante un rato.
- Hubiera sido muy interesante seguir trabajando, quedaron muchas cosas para hacer, fueron sólo dos veces de una hora y media y siento que quedó un poco trunco el trabajo…

13 de septiembre de 2009

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