Los objetivos

Hay una pregunta que surge recurrentemente en los talleres, al hacer puesta en común: ¿Cuál es el objetivo del taller?

Inevitablemente, también nosotros comenzamos a meternos más en este interrogante. Ya que, aunque desde el principio sí tenemos planteados algunos objetivos, tanto en las presentaciones que hacemos como en nuestras conversaciones, nunca viene mal volver a pensar las cosas más básicas. Sobre todo, con los aportes de la gente con la que vamos trabajando.

Cada vez que nos preguntan por los objetivos del taller, solemos devolver la pelota: ¿Cuáles piensan ustedes que son los objetivos? Así, no sólo intentamos instaurar un espacio de pensar juntos (que cada vez me parece más y más importante) sino que podemos tener un panorama más amplio de qué es lo que está pasando con los talleres. Y de cómo los participantes se representan lo que pasa en los talleres.

Lo extraño es que las miradas nuestras y de los otros casi nunca coinciden.

Por ejemplo, nosotros hemos escrito, en el documento que entregamos a las personas que pueden estar interesadas en los talleres, tres objetivos principales:
  • Propiciar la expresión creadora en personas que habitualmente no tienen esa posibilidad
  • Sensibilizar a los participantes con una gama amplia de lenguajes artísticos, no para formarlos como artistas, sino para que puedan disfrutar de ellos
  • Generar espacios comunitarios donde se integren el pensar y el sentir, desarrollándose y resignificándose así los vínculos sociales y símbolos que los enmarcan.
Casi nada de esto aparece, sin embargo, en las puestas en común, a menos que lo digamos nosotros. Para dar un ejemplo, ayer, en el primer taller con la gente que trabaja en MUSOL (una organización que trabaja con viudas e hijos de mineros fallecidos) la recopilación que pudimos hacer al preguntar cuáles pensaban ellos que eran los objetivos, fue la siguiente: para un mayor autoconocimiento, para relajarse, para autovalorarse más, para tener otra mirada sobre los niños, para ver que todos somos capaces de hacer cosas que no pensamos poder hacer. He aquí una muestra de lo que se dijo, más o menos.

Aunque hay algunos elementos que sí están muy relacionados con los que proponemos (sobre todo el ver que somos capaces de cosas que no pensamos y la mirada sobre los otros) otros son, para nosotros, muy laterales, y otros, que son centrales (como la expresión y la poesía) ni aparecen.

O, en realidad, lo hacen también de manera lateral. Elizabeth, una de las participantes, comenzó una de sus frases comentando lo que le pasaba al "decir que era una mariposa". En ese decir distinto, pasaban otras cosas. Yo lo retomé, luego, para realizar otra pregunta, para que se lleven en la semana, junto con un texto de Graciela Montes (De la consigna al enigma) y retomar el viernes: ¿qué tiene que ver la poesía con todo esto? ¿Qué tiene que ver con el trabajo que ellos realizan cotidianamente?

Veremos, con esto, qué pasa el viernes, que tenemos el segundo encuentro.

Ahora, volviendo a la pregunta por los objetivos, ¿cómo tomamos esto nosotros? ¿Deberíamos decepcionarnos porque no se cumplen, al menos en la mirada de los participantes? ¿O las cosas que pasan son igualmente importantes, aunque no sean las que planificamos, las que nos proponemos? ¿O será que las palabras para hablar del espacio poético aún no existen? ¿O que el reconocimiento del espacio poético (que todos, pero todos, tenemos) y su puesta en juego en estos contextos lleva más tiempo? Tal vez, probablemente, una mezcla de todo. Pero claro que son bienvenidos comentarios.

Mientras tanto, hay dos temas que vienen siendo conversados por nosotros bastante, al hablar de los talleres. Y tienen mucho que ver con todo esto.

El relajamiento

"Relajamiento" es una palabra que apareció en casi todos los talleres que hicimos en Tarija, y reapareció ahora, en Potosí, con una especie de sinónimo, "desestresamiento". Al preguntar cuáles eran, para ellos, los objetivos de los talleres, y qué era lo que habían sentido durante el taller (dos preguntas íntimamente asociadas) el relajamiento era la respuesta mayoritaria.

¿Qué es el relajamiento? Y, ¿por qué aparece tanto?

En principio, aparecía muy asociado a ciertos momentos de los talleres. Cerrar los ojos, echarse en el piso y seguir un camino imaginario, orientado a través de nuestras palabras. Todos los talleres tienen momentos así, y son muy valorados.ç

Sin embargo, ¿por qué son los que predominan en la puesta en común? ¿Es la única forma de denominar ese "estar en poesía" del que habla Laura en La construcción del camino lector? ¿Es lo que predomina en vidas muy estresadas, muy a las corridas? ¿Es una necesidad grande de intimidad que no está en otros momentos de la vida cotidiana, y que aparece como base necesaria de cualquier poesía? ¿O no tiene nada que ver con la poesía y el taller se desliza hacia otros objetivos que no fueron los planificados?

Nuevamente, no tengo la respuesta, y creo que valen más las preguntas.

Pero respecto a esto de los objetivos no planificados, hay también algo que pensar. Si elegimos el trabajo con la poesía (el espacio poético, no el género literario) es no sólo porque es algo que disfrutamos y nos gusta, sino también porque nos parece muy necesario, hoy, en este mundo. Algo a lo que poca gente le da bola, a lo que muchos le tienen mucho miedo. Y que con más razón, entonces, queremos defender, hacer lugar, legitimar, hacer crecer, regar. En este sentido es que la pregunta por los objetivos puede tener relevancia. No porque el relajamiento (suponiendo que esto sea simplemente desestresarse) no sea importante, sino porque el campo que elegimos nosotros para estar es otro. Y que tal vez el relajamiento sea algo más fácil de conseguir, y los talleres se estén deslizando hacia ese lado.

Pero me remito a las preguntas de antes, nuevamente, para seguir pensando.

El juego

En los últimos talleres en Tarija se instaló una parte que, pareciera, vino para quedarse: el juego. No porque la poesía no sea juego, porque la escritura no sea juego. Me refiero con esto al juego en su acepción más acotada: juegos con pelota, simples, que no tienen más objetivo, para nosotros, que el jugar.

Nos pasamos, así, entre media y una hora jugando, luego de una entrada breve con susurrador y relajación. Y de ahí entramos más de lleno en la palabra, la plástica, las ensoñaciones, la música.

Tomaron fuerza por varios motivos: permiten construir una buena energía con el grupo, dan lugar a conectarse con el aquí y ahora, nos dan lugar a ir aprendiendo los nombres. Pero al mismo tiempo, varias veces nos (o me) dio la sensación de que invaden el taller no dejando lugar para otras cosas de energías más sutiles. Y que la segunda parte queda relegada, ya sea por cansancio, ya sea porque los participantes se quedan conformes con el jugar.

No estamos seguros de que sea así. Y aún así, es posible que, en algunas ocasiones, se de no tanto por la dinámica en sí sino por no tener un espacio adecuado, por la excesiva cantidad de participantes, entre otras cosas. Pero nos dispara la pregunta. ¿Hasta dónde incluirlos? ¿Por qué y para qué? ¿De qué maneras?

Seguiremos investigando

2 comentarios:

  1. Después de leer esta entrada me quedó una sensación de que el planteo tenía algún problema. Algo no me cerraba.

    Quedó esta idea flotando entre mis neuronas , cuando mientras manejaba y escuchaba algo de música apareció el primer hilo de donde empezar a tirar.

    La pregunta que me daba vueltas era si los objetivos de los talleristas necesariamente deberían ser evidentes para los que hacen los talleres.

    La respuesta que encontré ( que tan solo es una hipótesis) es que la pregunta no es la correcta.
    No tiene sentido preguntarle a los participantes del taller ( cual será la palabra que los nombra?Tallerados, tallerines o tal vez sea talleristas, y entonces nos falta la palabra para los que imparten el taller?. bahh, dejemoslo ahí), cual son los objetivos que uds se plantearon, dado que los mismos son un conjunto de conceptos creados desde una visión totalmente disitina a la del que vive la experiencia.

    Me parece que lo que hay que buscar es cuales son las preguntas para hacerle a los participantes que puedan tener como respuestas elementos que den la pauta si los objetivos que uds. se plantearon se ven reflejados en ellas.

    Se me ocurren preguntas del estilo:
    Hay algo que crean que se transformó en uds? Creen que este taller les sirvió para algo?, Disfrutaron el taller?
    Y tal vez si estuvies la posiblidad de preguntarle hoy al futuro: Aquel taller que hicieron hace algúin tiempo lo recuerdan? les dejó algo?
    Una vez obtenida las respuestas se podrá comparar ( al mejor estilo positivista) si lo sucedido con la gente cae dentro de los objetivos que uds se plantearon.
    Ah y por favor si encuentra la solución a ese problemita que dejé traslucir por ahí ( el del preguntarle hoy al futuro) , me avisan
    Abrazos
    Que sigan disfrutando. Vermouth con papas fritas y GOOD SHOW.
    José

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  2. Muy muy groso releer el texto y el comentario cinco años después. Espectacular. Maravilloso.

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