Las herencias II

Otras herencias. En este caso, en relación a un objeto: el libro.

Salí de viaje sólo con tres libros: Don Quijote, Las mil y una noches, La intimidad y la alteridad. Es muy poco para mí, estoy acostumbrado a llevar más. Mucho más. Y a leer, en seis meses, otras cantidades, otras variedades. Pero tomé la decisión no sólo por evitar llevar mucho peso: también con la idea de mantener una rutina distinta en relación con la lectura. Leer lo que encuentro en el camino, releer lo que ya tengo, arreglármelas más con lecturas de otras cosas, llevar poemas que tengo de memoria. Y, también, extrañar (que a veces es hermoso extrañar) mis libros.

Hoy me levanté pensando en lo bien que me hace acordarme de mi biblioteca, en casa. Me abraza. Parte formada por estantes, de guayubira traída de Corrientes. Parte de algarrobo, comprado hace algunos años junto con una cama. Unas más claras, otras más oscuras.

Uno de los muebles, destinado totalmente a la poesía. Creo que todos los días, estando en Buenos Aires, algo de ahí saco.

Las novelas, dando vueltas, hoy, desordenadas.

Los libros de filosofía, antropología, ensayos, etc., que también agarro con frecuencia.

Sentarme en uno de los butacones, en la cama con almohadones, tirarme en la hamaca.

Llevarme la poesía completa de Juan L. a mi tronquito del balcón, y leer con los pájaros.

Sumar a los estantes, luego de devorar, algún Chandler que conseguí en El Banquete, librería a la que no puedo dejar de rendir homenaje.

Elegir los libros que me llevo a un viaje, para leer en el micro, en la playa, junto al lago, en la galería de Imbé, en sus sillones, en la alfombra verde junto al hogar.

Una de las cosas que mucho extraño son los libros. Pero me pone tan contento saber que llego y están, que es un extrañamiento dulce. Una saudade, claro.

Y creo que el acostumbrarme a esta ausencia va a tener lindos ecos, para el futuro. Ya los estoy saboreando.

A veces pienso que esta relación con el libro puede tener que ver con mi herencia judía. Puede ser, no lo descarto. No es sólo eso, claro.

Algo que me viene ahora, muy presente, es como en casa siempre hubo bibliotecas, y siempre todos sus libros estuvieron a nuestra disposición. Y siempre que queríamos preguntar por alguno, había comentarios, historias, respuestas. Que muchas veces salían de los estantes en manos y voces queridas. Que había paciencia para esperar los momentos, también.

Que cada vez que salían de noche, cuando yo era muy chico, me traían un libro como regalo.

Imágenes de librerías, tirado en el suelo explorando, mirando. Buscando, ayudado y acompañado por mis viejos, algún cuento de Sherlock Holmes que por casualidad aún no conociera. Bibliotecas. La luna, donde, recuerdo, no se si directamente o porque me lo contaron, que los libros nuevos colgaban del techo varios días, para generar expectativa. La biblioteca de mi primaria, con Mabel.

Son fragmentos de mi camino lector. Creo que ampliaré, es lindo hacerlo estando de viaje.

Hoy, alguitos sobre el libro, los libros. Como para darme un gusto, ¿no? No porque ahí se acabe la lectura, claro. Habitualmente, en los talleres, defiendo casi en primer lugar la necesidad de pensar la lectura más allá de los libros, en otros soportes, en otros recorridos. Pronto, en Cochabamba, voy a dar un taller sobre libros objeto (busquen en la página www.martadero.org) con la idea de romper un poco las concepciones más cerradas del libro, y hacer otras búsquedas. Y creo que es también toda esa ruptura la que me da lugar, hoy, a encontrarme de vuelta de una forma tan hermosa.

Una saudade tan linda, casa de palabras.

2 comentarios:

  1. ¡Qué buenas experiencias y herencias tuviste con los libros! y me imagino que dificil la elección de qué llevarte en este viaje.. pero creo, como vos decis, y por lo que tienen pensado con el recorrido, que dejaste ahí la ventana abierta para lo que pueda devenir...
    me impactó lo que contabas sobre tus papás y las salidas de noche con regalo de libro. Qué lindos tus viejos que en vez de un caramelo, o cualquier otra cosa efímera, quizá reparaban la ausencia con un libro... que persiste en el tiempo, y en los tiempos propios... y que te lleva a pensar, viajar, recorrer, investigar, preguntar, y cuanto más, no?
    Yo tengo mi herencia... italiana, argentina. De una mamá con muchos cuentos, con muchas historias de su familia, y un papá que lo había dejado todo, en su pueblito en italia, y que vino a construir, a dejar huellas... y por suerte en mi casa también hubo mucho libro para mí, y muchos cuentos, y mucha alfombra mágica, y muchas mil y una noches...

    últimamente vengo pensando en escribir un blog (pero un poco no me animo) con estas historias que mi papá está queriendo contar sobre su pueblo en calabria... porque él quiere contar (y le da fiaca escribir y prefiere que lo haga yo)Y a mi me dan ganas, y entonces me preguntaba qué hacer después con ese material.. y pensaba que estos lugares pueden ser un buen lugar... asi que en eso ando...
    sigan compartiendo que es muy lindo escucharlos

    un abrazo grande
    Gaby

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  2. Libros. Libros y herencias. Uno de los recuerdos mas lindos que tengo de mi infancia era ir con mi papá a comprarme libros. EN aquella época, y cuando era chica, de la colección Robin hood. Y despues, tener libre acceso a la biblioteca de mi casa, tantos libros, un mundo a mis pies y en mis manos. Descubrir a Cortazar a los 13 años, a Salvador de Madariaga a los 15. Y se ve que este amor por los libros, por los mundos que los libros encierran, se transmite. Mi pregunta y mi preocupación como educadora, siempre fue como instalar desde la escuela, este amor por los libros. COmo ofrecer espacios de libertad y de exploración, en la escuela, para chicos que no lo vivían en las casas. Y siempre fue posible. Mis ex alumnos siempre me traen estas experiencias lectoras en la escuela como fundantes de su deseo lector. Y eso me reconforta. Heredar no solo a los hijos, sino a los otros que nos vamos cruzando en la vida. Y que precioso que mis hijos puedan compartir con otros que ellos se cruzan, este amor y esta pasión por los libros, por la poesía, por el arte. Brindo por eso. En estos dias, con vino mendocino!!!!!

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