Las herencias III

Comencé a escribir esta entrada, en realidad a puntearla, hace ya un mes, en Potosí. La disparó un comentario anónimo, en el blog, acerca del lugar que puede tener (o no tener) la poesía en la transformación social. Lo respondí, en ese momento, con ganas de que siga el ida y vuelta, pero en ese lugar quedó.

Y la entrada, pensada en una lista de temas que quería ir escribiendo, quedó también olvidada. La retomo ahora, en Cochabamba, luego de una mañana en que la herencia convocada vuelve a aparecer con mucha fuerza. Por supuesto, reaparece distinta a como había sido pensada originalmente. Pero de eso se trata.

Relecturas, reescrituras. En dos partes.

I

Nuestro primer almuerzo en Potosí fue en un restaurant ubicado en un cuarto piso, con grandes ventanales desde los que se ve, entre otras cosas el Cerro Rico. Y fue simplemente con sentarme y mirar que algo que era, hasta entonces, un elemento más del paisaje, se convirtió de repente en símbolo, condensando historia, caminos, elecciones. No es que antes no supiera de toda la historia del cerro: pero fue de pronto, al verlo tan grande, tan cerca, tan imponente, que se me cayó de golpe, en el cuerpo, todo lo que él está diciendo, mudo, acerca de la historia de, por lo menos, el continente. En las laderas ajadas, en los agujeros que nacen de todos lados, en la gente subiendo y bajando, se cuenta, ni siquiera tan sutil, la desigualdad monstruosa, inmensa, añosa, la misma que se ve en cualquier tren al suburbano bonaerense, en los porteadores que cargan su peso y más en el camino del Inca, en las pendientes de las afueras de Caracas.

Por dar algunos ejemplos.

Esta entrada es sobre las herencias políticas.

Es que este viaje es un viaje político. Una militancia. Algo de lo que, aunque ya sabía, me cayó la ficha más fuertemente en Potosí. Con el cerro, respirando ahogado ahí al ladito. Y me vino entonces, ya hablando en este blog de las herencias, la necesidad de escribir sobre estas cuestiones. Que no son para nada poco importantes.

Esto va desde algunas grandes declamaciones hasta gestos mínimos: la lectura, todos los días, del Página12, siguiendo la evolución del golpe en Honduras, entre otras cosas. Las conversaciones, con cada persona que podemos, acerca de Evo y el presente político en Bolivia. Nuestra alegría al saber de la gente que lo va a votar, nuestra complicidad. Aún con todas las reservas, las críticas, las dudas, claro. Pero con una cierta certeza de alguien del palo, de alguien con quien compartimos algo que es también muy muy importante.

Lo defino sencillito, como vengo haciéndolo en conversaciones: para mí ser de izquierda es no estar de acuerdo con las desigualdades que parecen naturalizadas, y creer que pueden cambiarse. Por lo pronto, y sin recurrir a ninguna definición pre-armada, y siguiendo con lo que digo cuando una conversa me agarra improvisada. Y yo soy de izquierda. Y desde acá me paro.

Claro que no es casualidad que esté escribiendo esta entrada como una de las herencias. En casa, siempre se habló de política, se plantearon posturas, se denunciaron y comentaron injusticias. Algo tan sencillo como eso: importantísimo. En la mesa, en los viajes, en la lectura compartida de los diarios. En las marchas, a las que muchas veces fui con mis viejos.

No sólo en casa, claro. Tal vez puedo decir: en la casa ampliada. Amigos de los viejos, amigos de otros lados, sobre todo (no en este caso tanto la familia ampliada) también son parte. La primaria, la secundaria, claro. La universidad, por supuesto. Pero algo muy fuerte de la casa (de esta casa ampliada) lo se de la marcha del último marzo, yendo con mi vieja pero encontrándome con otra gente de su mundo, y también del mío. Terminando en un café, mesa grande, conversando.

Importante.

Otra cosa que cuento en el viaje, a veces, y que hoy quiero escribir acá, es que para mí esto es una militancia por la poesía. Y que, de algún modo (no sólo desde ahí, claro) parte también de mi historia de militancia. Militancia jamás partidaria, no por eso menos militante.

Alguna vez, aún en el colegio, me preguntaba mucho por cuál era el modo de cambiar las cosas. En algún momento, sin dudas con mucha influencia de herencias otras, pensé que la educación. Y poco a poco fui pensando que no sólo la educación, sino que dentro del recorrido de la educación, era la poesía no sólo la que me parece importantísima para un mundo distinto, sino (y sobre todo) el lugar que yo elijo. La poesía, aclaro, no es para mí un género literario. Es una forma de relacionarse con el mundo.

Invitando al blog a Gelman, la certeza de que "lo lindo es que se puede decir pío pío en las más raras circunstancias". Gracias Juan, aunque no sepas que por acá anduviste, y no sólo.

II

Cochabamba, esta mañana. Segunda jornada de un seminario, que nosotros dimos, sobre literatura infantil y juvenil, en el Centro Pedagógico y Cultural Simón Patiño. Al que el nombre no le diga nada, por favor googlee. Porque no es dato menor, creo.

El centro es hermoso. Hermoso. Hermoso. Tiene un jardín cuidadísimo, inmenso y muy disfrutable al pasear. Tiene una excelente biblioteca. Una "sala de cursillos" cómoda, impecable. Entre otras comodidades y bellezas. Ya escribiré sobre eso en otras entradas, también.

A nosotros nos contrataron para hacer el seminario para el personal que allí trabaja. Tienen un programa de promoción de la lectura, que trabaja tanto en capacitación docente, con un método elaborado por la coordinadora del área pedagógica, y en bibliotecas repartidas por distintos sectores de Cochabamba. Vinieron entonces, al seminario, los capacitadores, las bibliotecarias, las coordinadoras, y algunos más también. Unos dieciocho.

Dos mañanas. Tiempo lindo para trabajar.

El primer día nos fuimos muy contentos. Hicimos el taller de los mensajes perdidos, y a partir de ahí fuimos trabajando en repensar el concepto de lectura, y cómo ese concepto se puede vincular con las prácticas. Nos pareció, además, que la gente estaba enganchada. Se emocionaron, se asombraron de los azares que marcaron los pasos, propusieron ideas más que interesantes para construir conceptos.

Nos fuimos muy contentos, el primer día. Por eso nos llamó la atención cuando esta mañana, en el intervalo, la coordinadora del área pedagógica se nos acercó para decir que ella esperaba otra cosa del seminario. Más allá del momento poco oportuno para el comentario (suelo esperar a que la persona que está coordinando algo termine su actividad para no generarle un mal momento en plena acción) me llamó la atención las demandas que hacía: que no estábamos dejando ninguna herramienta, que no estábamos planteando el marco conceptual.

Nuestra sensación era exactamente al contrario. Incluso, si tenía alguna preocupación, era por parecer soberbio al citar autores para hacer el cierre en la puesta en común. Y respecto a las herramientas, habíamos trabajado no sólo con varios textos sugerentes, sino también con consignas de lectura y escritura que no sólo gustaron y engancharon en muchos otros talleres, en otros lados, sino también a ellos. La misma coordinadora del área pedagógica había manifestado su alegría por las coincidencias entre una historia que contó al comienzo y el texto que le tocó en el sobre. Que era, oh erudición, del amigo Jorgeluí B.

Por todo esto, pero también por buenos comentarios de otras personas, lo cierto es que no le dimos mucha bola. Y seguimos con las actividades. Luego de la propuesta de repensar un concepto de literatura infantil que no chocase con el concepto de lectura que habíamos acordado el día anterior, se armó un debate lindo. Y más lindo se puso después de invitarla a Laura con su bello bello vaivén (invitada Laura en mi voz, con sus palabras, Laura Devetach, de ella hablo). Porque fue tomando cuerpo, distintas posturas, distintos argumentos. ¿Es posible pensar una literatura para ciertos grupos de edad? ¿Con qué criterios? ¿Qué pasa si un chico agarra un libro de física cuántica?

Lo más rico para cerrar un seminario: lo indefinido.

Entonces esta escena se vino para la entrada de las Herencias III. Tan desubicada como afortunadamente, la misma coordinadora reiteró su reclamo del intervalo. Desubiacada, porque la discusión iba por otro lado, al menos explícitamente. Afortunada, porque permitió poner en juego que en realidad el lado era el mismo. O con muchos puntos en común.

No creo que haya sido esa la razón, pero gracias de todas maneras.

Del libro de física cuántica, varios opinábamos que, aunque probablemente no va a ser científicamente comprendido por un niño al agarrarlo al azar, sí puede, ese mismo niño, encontrar en él, en un contexto propicio, invitante, mucha pero mucha poesía. Es la diferencia entre dos modalidades de lectura: la científica y la literaria, por poner ejemplo. Y si lo que queremos es abrir lugares para el espacio poético, se trata más bien de pensar qué situación que qué libro. Qué contexto, qué mediador, qué formas de mediar.

Respondieron que, en ese caso, puede ser muy lúdico, pero ¿dónde están las intenciones del autor? Respondimos, a la vez: ¿por qué importa qué quiso decir el autor?

Algo respondieron, no muy firme ni elocuente. Pregunté qué pasaba con un texto sin autor: un texto anónimo, un texto hecho con un procedimiento automático. ¿Es ilegible?

No era muy atinado para la paz del seminario hablar de que poca crítica literaria se preocupa hoy, en las universidades, por lo que quiso decir Jorgeluí, por volver al mismo ejemplo de antes. O Saer, o Baudelaire, o Paulo Coelho.

Cedieron, un poco. Aunque no se fueron contentas: querían herramientas. De todas formas, no terminaron de responder tampoco a las últimas argumentaciones. Tampoco había más tiempo. Se fueron, ellas y otros. Algunos nos quedamos charlando.

Y en esa charla, alguien (o álguienes dijeron, tal vez) dijo algo muy claro: se trata de un problema político. Por el control del significado. Es el mismo colonialismo, lo de siempre.

Apellidos ilustres, oligarcas (escribo con cierto placer ingenuo esta palabra, pero, ahora que pienso, no está tan mal, hoy alguien la dijo) de gente bien. Gente que sabe. Y que piensa que los otros no. Que quiere que los otros no. Que se desespera si los otros sí.

Es peligrosa, la poesía.

12 comentarios:

  1. Descolonización del pensamiento, el arte, el cuerpo... eso es lo que está pasando en Bolivia, eso es lo que me pasa a mí hoy y a miles, y no lo podemos terminar de digerir, no nos cuaja. Es mucha responsabilidad aceptar que uno ya no es esclavo, ni explotado y que finalmente puede ser dueño de su vida. O que uno ya no puede explotar, que ya no puede estar encima de otros solo porque sí... impunemente.
    Este es, más que un momento politico, un momento poético.

    Entre parentesis, "Descolonización de la palabra" que te parece como título. Quién sabe y cumple así su cometido de eliminar la estupidez de los espiritus muertos.
    Felicidades por que son parte de este momento con su Fábrica y su máquina rodante de palabras y sonidos de guerra nómada.
    Alba

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  2. Hermoso título, sugerente, el que proponés, Alba. Y los comentarios.

    Gracias

    Abrazos

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  3. Me encantó la entrada,mucho. hasta tenía una intriga el relato, como si bordeara el policial....

    no sé si lo pusimos en el iforme que hicimos sobre el trabajo en la cárcel, pero seguramente lo comentamos...del gesto poe´tico como gesto político, en el sentido de lo común, de la posibilidad del encuentro, de la igualdad
    y eso de que nigún flash político lo es estrictamente si no es a la vez un flash poético
    entonces, que lindo descubrimiento eso de la peosía peligrosa, que te fuerza a hacer "causa común con el otro", que te lo "iguala de prepo"... a los oligarcas,ponele
    muy lindas experiencias!
    paloma

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  4. Gracias Palo por el comentario, por seguir uniendo experiencias, caminos búsuqedas.

    Momento poético, momento político.

    Gesto político, gesto poético.

    Como para seguirla, ¿no?

    Abrazos

    Mar

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  5. Ya que estamos, ¿no? Conviene a esta entrada, también.

    Mañana, vamo´arriba el Pepe, vamo´arriba la celeste!

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  6. el pepe gana caminando, tranquilo martín. y hablando del pepe, justo ayer escuché un reportaje a galeano en la radio donde, hablando de potosí, destacaba el contraste entre la gigantísima riqueza extraida y de la pobreza que han dejado. brindo por el pueblo boliviano adueñandose de su destino, por los ocultos y olvidados siendo siendo alumbrados por primera vez en la historia, por la poesía colándose por todo resquicio contaminando el universo...
    mk

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  7. las voces acalladas se abren caminos, se abren espacios. los poderosos esperan al acecho. HAy que estar alertas. Vamos el PP Mugica, vamos Evo. Vamos por los que esperan para tener su espacio de poesía política y política poética. Vamos por la palabra. Démosle espacio a la palabra

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  8. Encontré este blog por casualidad, y me resultó interesante. Por eso me voy a permitir opinar. Considerando su etimología latina , la palabra "colonizar" despierta muchos sentimientos, ya que ha sufrido una desviación. Me parece importante despojarse de los yugos (ya lo hicimos una vez de los españoles) pero también me hace pensar qué tienen nuestros pueblos de América que se liberan de los conquistadores y no pueden seguir , por qué siempre buscan el referente externo , el lenguaje de otros,por qué los que se dicen "liberadores del pueblo" terminan repitiendo patrones de los criticados. He visto como maestras bolivianas recorrían calles arrodilladas pidiendo por un aumento salarial. ¿Esa es la política de Evo? ¿Acaso no hay que apostar a la Educación? Y perdón por mi opinión pero no creo que haya poesía en esas imagenes que son meramente políticas. Sería muy ingenuo pensar que permanentemente no se está controlando el saber, del lado en el que se esté , de izquierda o de derecha, del gobierno de turno.Lástima que de un extremo se pase al otro y siempre sigamos igual.Lástima que no haya una evolución donde se respeten los pensamientos de todos, por más disímiles que estos sean. Demasiado utópico, de mi parte.
    Gracias por dejarme expresar mi opinión. Soledad

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  9. Hola Soledad

    Antes que nada, bienvenida al blog, y gracias por compartir tus opiniones, pensamientos.

    En lo que decís, me parece, hay muchas cosas. E interesantes para seguir un debate, una conversación.

    Por un lado, me parece poco argumento la imagen de las maestras arrodilladas para cuestionar de lleno un gobierno. Esto no significa que no me parezca una imagen dura, ni nada por el estilo: pero esa misma imagen puede deberse tanto a un gobierno que no tiene una buena política educativa como a presiones sindicales que van por otro lado, a manipulaciones mediáticas, a eventos particulares de cierto momento. Y no necesariamente hablan globalmente de una política educativa, que creo que es, en todo caso, lo que estaríamos discutiendo.

    Independientemente, creo que, en el campo educativo y en el campo de políticas culturales, y por lo poco que pude ir viendo, el desarrollo de este gobierno deja muchísimo que desear. No encontré ninguna medida, ningún proyecto que me parezca realmente a la altura de un cambio social grande, excepto en lo que tiene que ver con educación intercultural bilingüe (que, de todas maneras, no es poco). Al menos hasta ahora.

    Más allá de esto, y aún con un conocimiento muy parcial, y muchas críticas que pueden hacerse, hay, para mí, dos motivos centrales para festejar la muy probable victoria del Evo el domingo:

    1. Que un estado y una sociedad no se transforman, de ninguna manera, en un período presidencial. Ni siquiera se cambian, a mi entender, sólo desde las intenciones de un gobierno. Hay muchísimos factores (culturales, políticos, técnicos, entre otros) que hacen que un cambio de semejante magnitud (como para que la educación tenga una transformación radical, por ejemplo, como para que dejemos de lado los nuevos yugos, que sin dudas existen) no sólo requiera muchísimo más tiempo, sino también la participación de otros muchos actores sociales.

    2. Que, en este panorama, hay en Bolivia, en los últimos años, un cambio que sí es muy importante, y totalmente distinto a lo que se ha dado en las últimas décadas (por poner un lapso de tiempo). Está habiendo una transformación importantísima en el plano social.

    Pongo dos ejemplos. Ambos los tomo de conversaciones con gente acá. El primero, una mujer que tiene un puesto de desayunos en el mercado central de Potosí: "antes, los campesinos tenían que entrar a la ciudad con la cabeza gacha. Ahora ya no es más así. Por eso lo apoyo al Evo". Otro, de un colega con quien estuve conversando mucho en Cochabamba: este gobierno ha manifestado claramente que no está de acuerdo con que haya ricos, con que haya grandes desigualdades sociales. Ése es un punto de partida que hace ya una diferencia notable, más allá de un montón de escenas y políticas que se pongan en juego en adelante.

    Creo que un gobierno (nacional, provincial, municipal) sólo puede hacer una parte: no tiene ni por asomo la posibilidad de llevar adelante una transformación social profunda. Para mí, no es desde ahí, no es desde arriba hacia abajo.

    Pero sí creo que puede establecer distintos escenarios para que los cambios puedan ir haciéndose de a poco. Este es un contexto, creo, mucho más potente.

    Invitadísima a seguirla (y también todos los demás, si ya llegaron hasta acá)

    Abrazos

    Martín

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  10. Ganó el Pepe carajo!!! Vamo arriva bo!!!

    El domingo gana el Evo.
    Y te hago el gestito que hacen acá en apoyo al Mas.

    Apareció Soledad. Bienvenida.

    Y también aparecieron otras instancias, posteriores al seminario en el Patiño que son de no creer. Ahora estamos bastante más informados sobre lo que hizo la Directora del área pedagógica cuando entró y es nefasto. Es para denunciarla a mi criterio. Echó para atrás todo un proyecto muy groso que había para imponer su método, muy polémico, al menos en contraposición con lo previo. Cerró la biblioteca central del Patiño durante UN AÑO!!!!! Dijo que no a la compra de libros durante bastante tiempo también.
    Esa mujer es muy indignante la verdad. Y ahí uno dice: claro, no lo podés decir absolutamente nada al Evo. Le pasa el trapo al menos 10 veces, como mínimo. Y no es un lugar más importante para mí, el del presidente, que el de una persona que está en un puesto tan importante y que se manda tantas cagadas.
    Por suerte puedo poner todo esto acá porque su soberbia no le va a permitir entrar a leer.

    Y una última cosa. Menos mal que somos dos y a veces uno habla un poco por medio del otro porque hay cosas tan difíciles de decir y que las pienso tanto.

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  11. Quizás mi opinión no tenga argumentos suficientes porque tal vez no la expresé adecuadamente. A lo que apuntaba era a lo siguiente: ¿qué nos pasa como pueblo que siempre buscamos "algo más" que nos esclavice?
    Llámese monopolios comerciales, ideologías, medios de comunicación,modas,tecnologías,etc.
    ¿Qué pasa con criticar al otro , pero terminar haciéndo lo mismo? Por ejemplo: Me parece perfecto hacer valer nuestra cultura latinoamericana porque no fuimos conquistados sino azotados por la barbarie española,y tiempo después por EE.UU. y sus famosos préstamos de dinero pero por qué cuando se llega al gobierno, estos "representantes del pueblo" toman la misma posición de cerrar radios, televisoras, insultar a los oponentes? Es que acaso nunca vamos a apostar al diálogo?? Creo que la "democracia" como la pensaron los griegos no existe. Ojalá pudiesemos imitar un poco a ese pueblo, que basó sus días en impulsar la cultura. De eso debiera preocuparse Bolivia, Argentina, Venenzuela,etc,etc.
    Necesitamos gente que piense, que se eduque, que confíe, que discuta, que discienta pero en un marco de comunicación mutua.
    Necesitamos más libros, transmitir ideas pero también tener la suficiente valentía para afrontarlas si no se parecen a las propias. Pero esos son los dirigentes que tenemos en América y así estamos... Nefastos también los funcionarios públicos que teniendo en su poder decisiones tan importantes como la de difundir la cultura, la encierren bajo 4 llaves,sin permitir compartir los libros pero más despreciable aquel que los nombra como tales y no controla sus acciones y deja pasar los años.Totalmente reprochable...!!!
    Tal véz mis palabras no tengan fundamentos conceptuales ni teóricos y hasta parezcan obsoletas, pero simplemente es mi sentir...
    Muchas gracias por permitirme expresarlas !!!
    Abrazos. Soledad.

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  12. Hola Soledad

    Antes que nada, y de vuelta, por supuesto que lo más importante acá (y, creo, en todos lados) es que uno tenga por fundamento el sentir. Los otros fundamentos se suman a ese, que es la base de lo que se quiera decir. Decir lo que no se siente, porque lo piensen otros, no vale la pena. Me parece.

    Más allá de eso, varias cosas.

    Me parece exagerado criticar al gobierno de Evo por algo tan general que incumbe a todo el continente. No se trata de fundamentos conceptuales o teóricos. Se trata, me parece, de pensar las cosas no tanto desde discursos inmensos, generales, sino desde las propias experiencias.

    En algún punto, se trata también más de mirarse uno, y de pensar desde ahí.

    Tenemos los dirigentes que elegimos, probablemente los que merecemos. Probablemente vos, o yo, o muchos de los que acá estamos, no podríamos hacer, en su lugar, mucho más de lo que ellos hacen. Algunos, por supuesto. Pero también se trata de reconocer, me parece, que los dirigentes no tienen tampoco tantas posibilidades, tanta responsabilidad.

    De todas maneras, te invito a que intentes también meterte, transformar algo desde adentro. No es tan fácil laburar desde el Estado, pero me parece que, para quejarnse de quienes ahí trabajan, hay que meterse ahí y poner el cuerpo. No es tan fácil.

    Trabajando el año pasado, en la Secretaría de Cultura de Nación, o el anterior, en el Ministerio de Educación de Ciudad de Buenos Aires, conocí unos cuantos que se la pasaban quejándose de los políticos pero no cumplían su trabajo como se debe.

    No digo que vos no lo hagas. No podría decirlo jamás, no te conozco. Pero es un llamado de atención incluso más general. Y contra los grandes discursos.

    Respecto a la necesidad de esclavitud, es un problema filosófico, antropológico, sociológico y psicológico (al menos) muy complejo. Y también te invito a pensarlo en tu vida cotidiana: seguramente vos, como todos lo hacemos, también te esclavizás a ciertas personas, discursos, instituciones, valores. ¿Por qué lo hacés?

    Un abrazo

    Martín

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